No hay líder que triunfe sin el apoyo de otros.
El liderazgo se manifiesta de diversas formas; adecuándose a los entornos, a las épocas y en primer lugar a las personas. Los hechos, el tiempo y la historia lo han demostrado, para liderizar es necesario contar con gente que esté dispuesta a acoger como suyas las ideas del líder. Son esas las personas responsables de “hacer que pase” aquello que visionó alguna vez un individuo .
Obtener resultados a través de las competencias del equipo, es parte de la definición que utilizan algunos expertos en gestión del talento para referirse a la labor del líder en una organización. Apoyadas en este concepto directivos de empresas que fueron exitosas durante el siglo XX y que hoy buscan competir (con los nuevos modelos de negocios que surgen), mantienen aún su renuencia a aceptar que el liderazgo evoluciona con el entorno y se adapta.
En la actualidad encontramos a cientos de ejecutivos de empresas que desean transformar digitalmente sus organizaciones, pero les cuesta aceptar que la mayor inversión no es en equipos si no en las personas, iniciando por ellos mismos. Dudan, porque gestionar un proceso de transformación digital de forma correcta implica cambios radicales, ajustes en la esencia de las organizaciones y sobre todo en la gente. Este proceso propone “cambios culturales” a los que se enfrentarán los colaboradores sin importar si se es líder o parte del equipo. Va mucho más allá de depender de tecnologías de última generación y adoptarlas creyendo que así “se digitalizarán”.
La transformación digital implica la supervivencia del negocio. Siempre es necesario preguntarse ¿Dónde se encuentra su empresa? ¿Dónde se encuentra usted y su equipo en materia de transformación digital? ¿Sigue recursos humanos buscando perfiles expertos en temas digitales con requerimientos y mentalidad análoga? La respuesta a estas interrogantes es el inicio de un largo camino de cambios si se está decidido a transformarse.
Liderazgo que trasciende
En esta era de avances tecnológicos e inteligencia artificial, el liderazgo se enfoca en gestionar la participación, asegurando el desarrollo de las competencias a través del conocimiento tanto del entorno digital como global al que se encuentran expuestos nuestros equipos de trabajo. Pensando en hacerlo adecuadamente funcionaría alinear el pensamiento del líder al concepto africano de ubuntu (“soy porque somos”), que nos deja una enseñanza para gestionar el día a día en el entorno laboral.
Tecnología y liderazgo
La tecnología ha dado lugar a cambios trascendentales en la historia de la humanidad. Seguramente hace 100 años nadie creería posible comunicarse con la inmediatez y mucho menos disponer de tanta información con la velocidad que hoy lo hacemos. La era en que vivimos obliga a los líderes a aprender a comunicarse con hasta tres generaciones diferentes en el sitio de trabajo. Se utilizan nuevos protocolos, nuevos conceptos en cuanto a la necesidad del balance entre el trabajo y la vida personal, un retornar a la necesidad de hacer cambios para asegurar la sostenibilidad y cuidar el planeta. El conocimiento permite que las personas disientan y expresen sus opiniones, enriquece los liderazgos tradicionales porque los lleva a buscar métodos para mejorar la interacción colectiva.
Los ejemplos de líderes que han trascendido nos muestran a hombres que fueron capaces de practicar con hechos lo que dijeron con palabras. Haciéndonos eco del centenario del nacimiento de Nelson Mandela y su legado de liderazgo compartimos unas frases que no pierden vigencia:
“Los verdaderos líderes deben estar dispuestos a sacrificarlo todo por la libertad de sus pueblos”
“Es necesario tener el coraje para perseguir los ideales propios y colectivos.”
“La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”
“Un ganador es un soñador que nunca se rinde.”
La transformación digital requiere de líderes que tomen en cuenta a su equipo en cada decisión, que estén dispuestos a hacer que el conocimiento fluya a través de todos los rincones de la organización. Un líder en el área que se desempeñe jamás olvida los valores humanos, se guía con ellos, propicia la participación, pone en práctica lo que promulga, se adapta y cambia. Tal cual lo hizo Nelson Mandela en su época sin tantos avances tecnológicos, en la actualidad hay que liderar con hechos y visión de futuro.