“La estrategia tecnológica y de innovación no se hace por generación espontánea. Es un proceso sistemático, gradual y profundo por hacer un máximo aprovechamiento de las oportunidades de mercado que tiene la empresa en un entorno social.”-CEIPA
Si existe algo que se logra con la experiencia es el aprendizaje. En esta ocasión escribiré sobre el aprendizaje que se requiere para ser un estratega y lo relacionaré al mundo de la tecnología, pero considero que puede ser igual de funcional para otras áreas de negocio y la vida en sociedad.
Ayer en la tarde estuve por primera vez tras unos barrotes, en una celda que simulaba el espacio donde recluían a los presos en la prisión más temida del mundo: la famosa Alcatraz. Participé junto a otros «prisioneros» de una experiencia que da vida a las palabras y reflexiones que hoy comparto. Las que van mucho más allá de un rato de esparcimiento, integración y convivencia laboral. Me enfocaré en dos conceptos: estrategia y la capacidad humana de encontrar respuestas que todos poseemos.
Cuando se escribe un paper(artículo) científico se utiliza un Abstract con palabras claves, emularé esa fórmula para resaltar solamente las palabras que le dan vida a este post: “Estrategia”, “Alcatraz”, “Crear”, “Escape”, “Tiempo”, “Plan”, “Aprendizaje”. Vocablos que se repetirán con alguna frecuencia en este contenido.
En las empresas nos piden ser estratégicos, nos comparten al inicio de año fiscal la estrategia a seguir o nos dicen cuál es el objetivo por lograr. Corresponde así, a cada líder de área desarrollar una estrategia―cuya formulación ideal implicaría que todos los miembros del equipo estuviesen involucrados―exitosa. La experiencia y los hechos dicen que “bajamos la estrategia”, “permeamos al resto del equipo” y un sinfín de otras frases que nos han vendido con el tiempo ―qué hemos comprado sin siquiera chistar― cómo la manera de hacerlo correctamente. Ayer, la experiencia de intentar “escapar de Alcatraz” me hizo reflexionar en la pregunta obligada, esa que surge justo cuando nos ponen frente a las narices un término que crees conocer a cabalidad. ¿Qué es estrategia?
De esa sencilla pregunta derivaron otras que me acompañaron mientras intentaba conducir en medio del tráfico al final de la tarde. ¿Realmente sabemos qué es una estrategia? ¿Nuestra definición de estrategia es cónsona con lo que hacemos? ¿Soy realmente una estratega? ¿Qué debo mejorar para ser más estratégica? Por consecuencia lógica traté de responderme y hoy les comparto lo que surgió de esa reflexión.
Según su definición la palabra estrategia deriva del latín strategĭa, que a su vez procede de dos términos griegos: stratos (“ejército”) y agein (“conductor”, “guía”). «Arte de proyectar y dirigir las operaciones militares.» Lo que alude directamente al seno militar de donde proviene, por lo que estar bajo custodia militar (simulada, durante el encierro de una hora en esa celda) y en busca de claves, pistas, y de un camino para escapar del encierro ―en grupo, porque los equipos nacen de los grupos ― es un excelente ejercicio de aprendizaje sobre nosotros mismos y sobre cómo afrontar los retos de la tecnología, y los obstáculos que supone el desconocimiento y la incertidumbre a los que nos enfrentamos en la actualidad.
La otra acepción o significado hace referencia a «una serie de acciones muy meditadas, encaminadas hacia un fin determinado.» Es esta la que utilizaremos para relacionarla con aquello que nos prepara ―en ese aprendizaje constante y necesario― para implementar estrategias exitosas en temas de tecnología e innovación.
A propósito, y sin un orden especifico, veamos las palabras y acciones clave en ambos planos: el tecnológico y el estratégico.
Tiempo: Durante el intento de escape de una prisión como sucedía en Alcatraz, quien desee lograrlo debe contar―considerar―, medir el tiempo, debe tomarse tiempo para realizar varias acciones que le permitirán formular su estrategia. Y ha de saber que el plan que formule debe llevarse a cabo en un espacio de tiempo que es limitado, porque de lo contrario su plan fallará al ser descubierto por sus custodios.
La observación, el análisis, la toma y registro de datos, la conciencia de que el tiempo invertido para lograr desarrollar una estrategia es fundamental son básicos. Con los cambios en materia de tecnología, con la disrupción e innovación del sector, el rápido crecimiento y desarrollo los planes de negocios se supeditan al corto plazo. En nuestro caso en el juego simulado de escape contamos con 60 minutos para salir de la prisión, y era necesario hallar pistas, observar, meditar, ordenar pensamientos e ideas, colaborar, trabajar en conjunto con un solo objetivo, tal cual sucede en las empresas. ¿Cuánto del poco tiempo que tenemos lo usamos para hacer alguno de éstos procesos? ¿Somos ordenados y disciplinados en el uso del tiempo? Los japoneses son expertos en hacer uso disciplinado del recurso limitado tiempo y priorizan en el binomio orden-limpieza, antes de empezar a hacer cualquier cosa.
“Rápido crecimiento tecnológico y la disrupción obligan a las empresas a implementar planes estratégicos a corto plazo.”
Crear: Al tener pocos recursos dentro de una celda la herramienta más importante es la mente, la capacidad “cuasi infinita” ―al no ser eternos―que tenemos para crear, para imaginar, para diseñar e innovar. Si a ese recurso le agregamos la velocidad natural con la que pensamos y tratamos de dar respuestas, nos daríamos cuenta de que somos una fuente inagotable de “Inteligencia Natural” en bruto y que tan rápido como se crean los nuevos mercados, podemos adelantarnos a los deseos de los clientes y responder a necesidades que el entorno en silencio nos está mostrando. Pero antes debemos observar, analizar, indagar y luego sentarnos a crear.
La realidad es que pocas veces lo hacemos, porque estamos ocupados resolviendo el día a día laboral. Hay corporaciones que en la actualidad y desde hace algunas décadas, descubrieron que tener en sus plantillas a una persona capaz de pensar sin que el barullo organizacional la contagie, es sumamente rentable. Estos pensadores natos, son los responsables de esas geniales ideas que representan millones de dólares en ganancias para esos conglomerados.
“La velocidad de creación de nuevos mercados exige a las empresas adaptarse, anticiparse y arriesgar.”
Plan: Tras las rejas de Alcatraz era perentorio diseñar un plan, quizás los grandes escapistas lo hicieron y al no tener recursos para escribirlo sin ser descubiertos, les fue muy útil hacer uso de su mente, de su memoria. La misma que hoy día sub-utilizamos al dejarle al dispositivo móvil o al artilugio digital la tarea de recordarnos todo. Sin un celular en la celda, durante la experiencia, nos obligaron a hacer uso de todos nuestros sentidos y a utilizar el cerebro, a comunicarnos, a escuchar y a articular ideas en orden. En las empresas de telecomunicaciones y tecnología damos por sentada la importancia de la comunicación, pasándola por alto en muchas ocasiones. El mensaje debe enviarse, pero debemos asegurarnos de que el interlocutor leyó el mensaje y que lo comprendió, es parte del trabajo, confirmar ―justificarnos con la falta de tiempo para no hacerlo nos pasa factura, y el precio siempre es altísimo― que el mensaje llegó. Ser conscientes de que los artilugios digitales no reemplazan el contacto humano y que para planificar se requiere organizar ideas, encontrar y compartir recursos, pero sobre todo pensar, es clave para triunfar en un mundo abocado a la tecnología.
“Con el aumento del consumo de lo digital y diciendo que no tenemos tiempo para pensar, dejamos de ser planificadores, innovadores, recursivos o visionarios”. Dejamos de mostrar todas las competencias que tanto buscan los empleadores y requiere el mercado actualmente.
¿Contradicción? Usted tiene la respuesta
Datos: Estudiar los escapes e intentos de escapes de Alcatraz les permitió a los encargados de la seguridad de la penitenciaria mejorar sus estrategias (de ambos lados se trabajaba en torno a la seguridad con objetivos diferentes.) Años más tarde el resto del mundo pudo conocer de la existencia de este sitio a través de libros, películas, noticias, etc., porque se guardaron y compartieron datos, historias, evidencias y experiencias.
Los elementos o insumos que llamamos “datos” en esta Era de Big Data y digitalización son en mayor escala y proporción, símiles a los que tuvimos para intentar escapar del encierro simulado. Buscamos respuestas, soluciones, estuvimos construyendo pensamientos e ideas a partir de datos. Los famosos insigths que los marketeros tanto promovemos están siempre allí, el reto es detectarlos y ponerlos a trabajar en pro de los clientes y las empresas.
En Alcatraz los datos pusieron en riesgo los planes de escape, la observación y el registro de ellos, por parte de los prisioneros dieron como resultado los intentos de violaciones de los sistemas de seguridad diseñados para ser inquebrantables. La gestión de los datos por parte de las autoridades impidieron varios intentos de fuga.
La explosión de datos y su manejo representa para las empresas e individuos un reto, prestar atención a lo que esos conjuntos de datos tratan de decirnos es la nueva modalidad de pensamiento.
¿Qué hago con los datos? ¿A quién y por qué comparto datos? ¿Cuán consciente soy de la responsabilidad que conlleva el manejo de datos? Es un tema para no uno, si no varios artículos a futuro.
Escape y Aprendizaje de Alcatraz: No hay una formula única para diseñar una estrategia, todos somos parte de un proceso de aprendizaje continuo que inició con la entrada de la tecnología digital en todos los sectores del quehacer humano. No es fácil escapar de la tecnología sin un plan, aunque sin un plan no es fácil hacerle frente.
De la experiencia y vivencia intentando escapar de Alcatraz aprendí y reaprendí, que todo recurso es útil, pero que la capacidad de pensar y crear del cerebro que poseemos es nuestro mayor recurso. En ocasiones es necesario privarnos de todos los recursos y gratuidad que supone la tecnología en nuestras vidas para que valoremos las cosas que realmente importan. Tal cual lo dicen todos los expertos futurólogos y líderes de negocios es la “Era del Humanismo, porque la tecnología ya está aquí”. La tecnología no surge como lo hacen las florecitas silvestres, la tecnología surge de la capacidad humana de pensar, crear y hacer preguntas cuyas respuestas son esas soluciones que brinda.
Antes de finalizar este recorrido por el «Alcatraz mental» que supone enfrentarnos a la tecnología digital que nos encarcela―si la dejamos― y el pensamiento estratégico que tanto requerimos, les comparto un ¿Sabías qué? De Alcatraz:
- Antes de ser prisión de máxima seguridad fue una fortificación militar española que guardaba la entrada de la bahía de San Francisco.
- En la isla que da nombre a la prisión funciona aún el faro más antiguo de la costa oeste de los Estados Unidos.
- La isla fue vendida en su momento, por solo $5,000 dólares americanos.
- Se encuentran allí las primeras fortificaciones militares españolas.
- La isla se convirtió en una prisión de la Agencia Federal de Prisiones en agosto de 1934.
- Su uso como prisión duró 29 años.
- Estuvieron recluidos allí criminales célebres como Al Capone, Robert Franklin Stroud (el «Hombre Pájaro de Alcatraz»), Bumpy Johnson, James «Whitey» Bulger.
- El recluso que pasó más tiempo en Alcatraz fue Alvin Karpis.
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Frank Morris y los hermanos Anglin se fugaron de Alcatraz el 11 de junio de 1962 y nunca más se supo de ellos. (Una carta pone en duda que se ahogaron/Noticia 2018)
- El escape se recrea en la película La fuga de Alcatraz (1979) que protagonizó Clint Eastwood.
Al tomar cada día mayor importancia en nuestra vida, la tecnología bien utilizada es capaz de adaptarse a las exigencias de los consumidores, optimizar la relación con el cliente y apoyar la transformación de la que no podemos escapar. Aun sabiéndolo no dudemos de la capacidad de nuestras mentes para crear e innovar.
Nunca ha sido tan necesario hacer nuestras las palabras del autor de la novela El Retrato de Dorian Gray, Oscar Wilde escritor irlandés quien dijo: «No soy tan joven para saberlo todo». Recordemos que con tecnología en la palma de las manos solo nos resta seguir aprendiendo y ese aprendizaje se fundamenta en la experiencia “porque simplemente no sabemos nada, lo estamos aprendiendo todo.”
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