Gracias a la solidez estructural de las ciudades del pasado que aún permanecen firmes a pesar de los embates del tiempo, es posible estudiar y comprender cómo eran habitadas. En aquel entonces no existían interacciones digitales registradas para su uso en el presente y en el futuro, como sucede hoy día con las ciudades inteligentes. Sin lugar a duda vivimos en un siglo altamente privilegiado y cambiante.
Al visitar los sitios arqueológicos y edificaciones antiguas nos maravillamos porque a pesar de los siglos continúan en pie, permitiéndonos imaginar a antiguas civilizaciones y sus formas de vida. Nos asombra ver interpretaciones en 3D de la apariencia de sus edificaciones, a partir de hipótesis formuladas por estudiosos y conocedores de la materia. Con la tecnología digital accedemos al pasado sin siquiera viajar a esos sitios.
Tanto en el ayer como en la actualidad, los planificadores de ciudades utilizaron los cimientos, siendo estos la base de un proyecto exitoso. Si tuviésemos que encontrar un parangón hoy día diríamos que el fundamento de las ciudades inteligentes es Big Data. En el mundo cada vez son más los proyectos colectivos formulados para crear ciudades inteligente. Ciudades que serían impensables si no existiera la posibilidad de recoger y analizar la cantidad masiva de datos que generan y aprovechan con el Big Data.
Las soluciones que se diseñan para las ciudades inteligentes involucran procesos, tecnologías y personas. Estudiando los proyectos que utilizan estos desarrollos notamos que usualmente presentan elementos básicos tales como:
Formación e involucramiento de las personas:
La transformación digital tiene como centro a la gente, los proyectos de ciudades inteligentes comienzan con personas y se dirigen a personas, por lo que su formación correcta es importante. Desde el punto de vista de origen de los datos son las interacciones con los dispositivos móviles y los sensores que miden a las personas los que generan la data que será analizada y utilizada para mejorar protocolos de seguridad, de movilización y de sostenibilidad de forma eficiente. Nuevas profesiones como lo son los analistas, los científicos de datos, los diseñadores de aplicaciones y comunicadores especializados en medios digitales son requeridos para que las ciudades inteligentes funcionen. Los habitantes de las ciudades requieren formación para comprender las nuevas maneras de llevar a cabo procesos cotidianos. Es menester que conozcan sus derechos y las medidas de privacidad que protegen sus datos y las interacciones que realizan.
Infraestructura de conectividad:
Sin conectividad las ciudades inteligentes no avanzan. Se requiere el uso de redes de Internet de banda ancha (fijas y/o móviles), para recibir y enviar datos en tiempo real. Sin la infraestructura adecuada no es posible iniciar un proyecto de ciudad inteligente. Los datos requieren carreteras virtuales a través de las cuales llegar a sus destinatarios para ser utilizados correctamente. Los países que cuentan con una oferta adecuada de proveedores de telecomunicaciones tienen en su haber aliados que les permiten elegir la opción mas adecuada para sus necesidades y establecimiento de redes robustas con miras a crecer con el paso del tiempo.
Sensores y dispositivos conectados:
Las ciudades inteligentes incorporan a sus estructuras miles de sensores que unidos al monitoreo, gestión y análisis correcto de los datos es posible crear protocolos de funcionamiento, mejorar áreas que representan grandes retos de administración eficiente de sus entornos. A través de esos dispositivos que captan diferentes señales del medioambiente y las transmiten por las redes a computadoras de los centros de control y gestión de las ciudades, que integran diferentes áreas específicas como tránsito, seguridad, atención al público, situaciones de emergencia y alerta de desastres naturales. Veamos por ejemplo las dimensiones movilidad, tráfico y transporte desde la perspectiva de los beneficios que obtienen cuando aprovechan las posibilidades que ofrece el Big Data, al permitirle a los encargados de área controlar con exactitud los tiempos y situación de cada de las variables clave, creando planes de gestión más eficientes y aportando información de utilidad tanto a los usuarios finales como a los proveedores y responsables de los servicios públicos y privados.
Centros integrados de operación y control:
Recintos diseñados para la recepción y procesamiento de datos que se encuentran provistos de computadoras y aplicaciones de software para recibir, procesar y analizar los datos enviados por los sensores. En los mismos se utilizan paneles de monitoreo y visualización, se manejan dispositivos remotamente y distribuyen información a los departamentos, las instituciones y a la población. Utilísimos para la notificación inmediata de sucesos delictivos a las autoridades, comunicación de imprevistos a la población como el mal tiempo, alerta por fenómenos naturales y congestionamiento en zonas específicas entre otros.
Interfases de comunicación:
Son desarrollos que requieren de profesionales capacitados para proveer a las ciudades de estas interfases que permiten enviar y recibir información de la población y de las empresas asociadas a plataformas de datos abiertos y de estructuras del gobierno electrónico, así como desde la municipalidad hacia los habitantes. Las comunicaciones favorecen la gestión participativa sociedad-municipalidad, estas interacciones permiten recoger estadísticas reales, datos que analizados correctamente se espera que sean utilizados para crear propuestas y respuestas eficientes para crear respuestas a las necesidades generadas en el entorno citadino. Mediante estas interfases se pueden gestionar temas como el consumo eficiente de recursos públicos.
Las interacciones a través de los dispositivos móviles, los servicios y el uso de aplicaciones tecnológicas son cruciales para que funcione una ciudad inteligente. Los cimientos de estas urbes están en los datos bien gestionados y en el empoderamiento de sus ciudadanos para utilizar con civismo las facilidades que se obtienen de las inversiones que se realizan con sus impuestos. Con un gran poder se tiene una gran responsabilidad, no hay opción, es un deber dedicarle tiempo suficiente al análisis y seguimiento de las decisiones que se tomen a partir de datos gestionados.
Los datos deben ser tratados con cuidado y acorde a las políticas de confidencialidad y uso de cada región. Sin estas consideraciones existen riesgos latentes de control y medición de la población que no se observan a simple vista. El autor de Smart Cities: Big Data, Civic Hackers, and the Quest for a New Utopia: Anthony Townsend, profesor de Urbanismo de la Universidad de Nueva York, habla sobre las ventajas y desventajas de medir el mundo a un altísimo nivel de detalle. Nuevamente la cuestión de los valores se encuentra en la palestra pública, sólo asegurándonos de contar con gestores de datos y decisores con un altísimo compromiso social se observarán resultados en beneficio de las mayorías.
En Telefónica la mejora del entorno en el que desarrollamos nuestras actividades diarias es una prioridad. Nuestros expertos trabajan en soluciones y servicios de telecomunicaciones proveyendo aplicaciones de Big Data facilitando a las autoridades municipales, a los organismos y planificadores la toma de decisión en materia de servicios que hagan más eficiente la sostenibilidad y habitabilidad citadina. Contamos con equipos destinados al estudio y desarrollo de soluciones bajo el liderazgo de un global product manager for smart cities, aportando al mundo en sus proceso de construcción de esas ciudades del futuro hoy, a partir de los cimientos más fascinantes, los datos.