La sociedad y los consumidores están adaptando sus preferencias no sólo por los beneficios que reciben de los productos que compran, sino que influye cada vez más, la alineación de los valores de la empresa que está detrás de éstos con los propios.
En un mercado donde cada vez es más difícil diferenciar los productos y servicios a través de las marcas y los atributos, los valores de las empresas se tornan un factor cada vez más importante. Y así lo reconocen las empresas, las sociedades y los gobiernos. Sólo en 2016, las conversaciones de las empresas en redes sociales referentes a sus valores se duplicaron, según Forrester® en su estudio “The Values-Based Customer”. Otro estudio de la misma empresa muestra el aumento del porcentaje de consumidores que toman en cuenta los valores de las empresas para su decisión de compra del 43% en 2015, a un importante 52% en 2016.
Esta importancia que da la mayoría de los consumidores a la alineación de sus valores con los de la empresa, se ve potenciada por el enorme acceso que tienen a la información. Y esto implica que no es suficiente para las empresas tener clara su misión y visión, o tener un programa de Responsabilidad Social Corporativa. Deben ir más allá. Los consumidores han reemplazado a las agencias gubernamentales como los principales “auditores” en la calidad de los productos, al tener y hacer pública la información de la experiencia del cliente. Lo vemos en los “rankings” y valuaciones que se hacen en productos listados en portales de comercio, los hoteles, restaurantes, aerolíneas, servicios de traslado y un sin fin de servicios en los que los propios clientes se han convertido en verdaderos jurados públicos.
¿Cómo aprovechar esta tendencia? En primer lugar, es necesario que la empresa se comprometa con sus valores, y lo demuestre con una transparencia radical y abierta hacia el mercado y sus empleados. En este sentido, no es posible que una marca simpatice con todos los grupos de personas sin que parezcan falsas tales empatías, y por tanto necesita definir claramente los valores de su grupo objetivo, y los propios.
Una empresa comprometida con sus valores deberá reflejarlos en la propuesta de valor de sus productos o servicios, en su gestión del talento, en el clima laboral y en la integración de los valores a sus operaciones y su relacionamiento con la sociedad.
Ya no basta con tener un buen producto a un buen precio. El consumidor pondera e incorpora en su decisión los valores de la marca y/o empresa que está detrás. Aprovechemos la gran oportunidad de diferenciarnos actuando con coherencia con nuestros valores en cada acción dentro y fuera del entorno laboral, tanto virtual como físico.
Rafael Cisneros
Director de Empresas y Negocios
Telefónica Business Solutions Centroamérica