“Los disruptivos no tienen que descubrir algo nuevo; solo tienen que descubrir un uso práctico para nuevos descubrimientos”― Jay Samit
Antes de intentar siquiera anticiparnos a la disrupción, deberíamos comprender y analizar lo que implica ser disruptivos. Preguntarnos si es posible que seamos disruptivos e identificar oportunidades para serlo. Es necesario entender la connotación del término, porque parece ser una palabra que siempre aparece, cuando hablamos de tecnología, transformación digital e innovación.
La palabra disruptivo hace alusión a un proceso de “ruptura brusca”. Se interpreta entonces que las ideas disruptivas provocan rupturas bruscas con respecto a su entorno. Ideas capaces de cambiar las reglas del juego. Ideas que se salen de lo tradicional, aún cuando su entorno lo sea. Nuevas maneras de hacer las cosas, rompiendo con lo establecido previamente.
Si la disrupción implica ruptura de los modelos y procesos conocidos ¿Cómo nos anticipamos a ella?
Estudiando a disruptivos y sus legados he ido comprendiendo que es necesario hacer cambios personales y profesionales. Cambios que para personas muy estructuradas y organizadas podrían representar un verdadero desafío.
Las personas disruptivas usualmente son poco comprendidas, salen del perfil que conocemos, tienen conocimientos y experiencias que parecen contrarios, disimiles y los usan a su favor. Son personas capaces de mezclar la lógica y analítica con temas tales como el arte, la música o la jardinería.
Cuando una empresa quiere diferenciarse e ir en pro de la innovación debe hacerse de perfiles disruptivos e innovadores, de gente que se mantenga actualizada, qué propongan cosas a veces impensables, observadores, analíticos, buenos para comunicar ideas, capaces de debatir y cuestionar, de callar en el momento justo y luego presentar lo que han estado guardando en silencio.
Un disruptivo innato es líder por naturaleza, cazador de tendencias, prolifero en cuanto a proyectos, temerario, dado a solucionar y hacer participe a otros de esas soluciones, una persona que le perdió el miedo al fracaso y al ridículo. Se aburren de lo rutinario, usualmente son únicos y diferenciados en cuanto a su proyección personal, se integran, se mimetizan con nuevos entornos rápidamente, se adaptan pero irrumpen, dejan su huella. Tienen algo distinto, que no comprendemos; salen del común denominador. Hay que aprender a identificarlos y permitirles hacer su trabajo, dejarlos ejercer su rol.
Steve Jobs, a quien se le atribuye haber sido un innovador y disruptivo, explicó porqué fue bueno que lo despidieran de la empresa que el mismo había fundado. ¿Podríamos decir lo mismo de las ocasiones en que hemos sido reemplazados o despedidos de una empresa o proyecto?
Durante ese período hizo posible una historia nueva basada en fe, perseverancia e innovación en una nueva empresa llamada Pixar, que tenía un pequeño contrato con Disney para la producción de películas de animación. Bajo su liderazgo trabajaron en lo que sabían hacer bien y le enseñaron a hacer cosas disruptivas a la tradicional casa de animación de Disney, la que a pesar de conocer la industria de las películas animadas, deambulaba sin rumbo tras varios fracasos.
Juntó sus conocimientos tecnológicos con la creatividad propia del entorno y propuso un nuevo producto: películas hechas en su totalidad con animación digital, un éxito rotundo, algo que disrumpió en la industria. Fueron capaces de hacer películas animadas técnicamente perfectas con temas que el público apreciaba, utilizando sólo la animación digital. Toy Story y Buscando a Nemo, son éxitos de taquilla que tienen el sello de Steve Jobs y se robaron el corazón de la audiencia, vendiendo cifras records.
Jay Samit, vicepresidente independiente de Deloitte, citado al inicio de este artículo, es otro ejemplo conocido por ser innovador de los medios digitales en los Estados Unidos, pionero en los avances en la distribución de música y videos, redes sociales y comercio electrónico. Autor del exitoso libro ¡Disrupt You! Domine la transformación personal, aproveche la oportunidad y prospere en la era de la innovación sin fin.
Volviendo a nuestro tema, es bueno recordar que la Tecnología Disruptiva o Innovación Disruptiva es aquella “tecnología o innovación que conduce a la aparición de productos y servicios que utilizan preferiblemente una estrategia disruptiva” frente a una estrategia sostenible a fin de competir contra una tecnología dominante, buscando una progresiva consolidación en un mercado.
El término «tecnología disruptiva» (disruptive technology en inglés) fue acuñado por Clayton M. Christensen y presentado en 1995 con su artículo Disruptive Technologies: Catching the Wave, como coautor junto con Joseph Bower. Describió el término más profundamente en su libro The Innovator’s Dilemma, publicado en 1997, con el término «innovación disruptiva», debido a que algunas tecnologías son intrínsecamente disruptivas o sostenibles de por sí.
Al conocer de dónde proviene la terminología y el contexto disruptivo, podemos establecer planes de acción para anticiparnos a la disrupción. He aquí, algunas maneras prácticas para hacerle frente en el entorno personal y laboral
- Enfrentar la disrupción sin temor al fracaso. Ninguna persona temerosa frente a la posibilidad de fallar será disruptiva. El temor por fallar, al castigo por el error paraliza y no propicia la disrupción.
- Adaptabilidad y rapidez para hacer los ajustes: Agilidad para comprender como la disrupción afectará el entorno en cuanto a nuevos comportamientos, requerimientos, tiempo y espacio, actuando en consecuencia.
- Pensamiento magnificado: Ser capaces de pensar en grande, extrapolar, ambicionar positivamente, visión capaz de forzar los límites y conseguir eso que se ha visualizado.
- Soluciones y respuestas de utilidad frente a los nuevos problemas que surgirán al disrumpir.
- Arriesgarse frente a las ideas y propuestas: Tomar decisiones, hacerlo a partir de la experiencia y el instinto.
- Estar abiertos a nuevas realidades: Aprender a vivir en un mundo en constante y rápido cambio.
- Perseverar y comprender la dinámica de la disrupción e innovación: Se falla, se sigue, se mejora y se vuelve a empezar hasta encontrar esa idea.
Hacer frente a la disrupción es uno de los primeros pasos para lograr integrar la innovación en cualquier área. Recordemos que las ideas diferentes y novedosas siempre van acompañadas de riesgo tecnológico, de cambios en la esfera gerencial y directiva, así como el riesgo en materia de aceptación por parte del mercado objetivo.
Las palabras del exitoso empresario y magnate de los negocios siguen vigentes hoy, con más fuerza en entornos VUCA (acrónimo en ingles de entornos volátiles, inciertos, complejos y ambiguos) que cuando las expresó.
Anticiparse a la disrupción requiere mucha observación y la disposición para dejar a los disruptivos hacer su trabajo. La forma tradicional de gerenciar proporcionándoles listas de pendientes o tareas por hacer (To do list), al talento que irrumpe es obsoleta e inadecuada para entornos pro-disrupción. Puede hacerlo, pero al final obtendrá más de lo mismo, todo menos disrupción en su empresa.
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Acerca de la autora
Msc. Irasema Rivas-González