“Tu huella digital te pinta como persona.” ―Internet Society
¿Qué nos identifica o pinta cómo personas? Aquellas cosas que nos hacen únicas, la huella dactilar, nuestra personalidad, nuestro iris y por supuesto que el ADN.
Sabemos que las huellas dactilares son únicas, no lo ponemos en duda. Los científicos y especialistas afirman que no hay manera de que existan dos idénticas. Al ser el resultado de un proceso de formación de patrones no lineal con fuerte dependencia con las condiciones iniciales de su proceso de formación, es improbable que se repitan.
Dos matemáticos de la Universidad de Arizona proponen que los dibujos de las huellas dactilares son el resultado de un proceso en el que están implicadas las tensiones que se acumulan en las diferentes capas de la piel durante el desarrollo del feto en el útero. La teoría de Kücken-Newell es la aproximación más aceptada para resolver la incógnita, es un modelo que reproduce bien las huellas digitales reales aplicando unas ecuaciones y realizando un análisis por ordenador llevan a inferir que: “Pequeños cambios en el campo de fuerzas elástico que genera las huellas son amplificados y conducen a grandes cambios en el patrón final.”
Las huellas digitales son utilizadas en el sistema de «bloqueo-desbloqueo» del teléfono móvil por millones de personas en el mundo. Otros,tantos, utilizan sus huellas para acceder a sus oficinas o complejos residenciales, son ampliamente utilizados en los controles de acceso y seguridad. Cuando viajamos y pasamos por el control de migración de los países, sin oponernos a ello, colocamos nuestra huella digital―en algunos países hasta de los diez dedos―en bases de datos biométricas de forma usual.
Los sensores de huellas son dispositivos que pueden leer, guardar e identificar las huellas dactilares para usos varios. Nos acostumbramos a su uso, hasta sentimos que es algo normal. Podríamos decir que, con la misma naturalidad como aceptamos que las huellas son únicas, hemos aceptado que sean requeridas, almacenadas y utilizadas sin preguntarnos por y para qué lo hacen. Tal vez, debemos cuestionar su uso antes de facilitarla, con ella nos identifican o nos implican. ¿Es esa su única huella rastreable?
Otra huella digital con la que nos identifican
Tan pronto visitamos el sitio Internet Society, organización global unida por una causa común y regida por una variada Junta de fideicomisarios que se dedica a asegurar que Internet siga siendo abierta, transparente y definida para que todos podamos disfrutar de ella, encontramos esta reflexión sobre la huella digital de las personas:
“Todos los días, lo queramos o no, la mayoría de nosotros contribuye a la elaboración de un retrato de lo que somos en línea; un retrato que es probablemente más público de lo que nosotros suponemos. Por lo tanto, no importa lo que tú hagas en línea, lo que importa es que sepas qué tipo de huella estás dejando, y cuáles pueden ser los posibles efectos.”
Estamos haciendo, creando, dejando una huella digital con cada una de las interacciones que tenemos en los diversos medios, dispositivos y aplicaciones que funcionan en torno a Internet.
Y aunque pareciese que es un tema muy personal, que solo interesa al propietario de los perfiles en redes sociales y a las personas con las que se relaciona, nuestras respuestas, lo que colocamos―”posteamos”―, las horas en que decidimos publicar, navegar, visitar los sitios, lo que compramos, las búsquedas que realizamos, aquello que decidimos que nos gusta o nos desagrada, nuestra hoja de vida e intereses profesionales, todo deja huellas en un ambiente virtual que se hace cada día más dominante.
“Nuestra huella digital está formada por los rastros que dejamos al utilizar Internet. Comentarios en redes sociales, llamadas de Skype, el uso de aplicaciones, registros de correo electrónico – todo esto forma parte de nuestro historial en línea y, potencialmente, puede ser visto por otras personas o almacenado en una base de datos.” ―Internet Society
¿Cuida su huella digital?
Al caminar descalzos o con calzados por las orillas de una playa vamos dejando un patrón de nuestras pisadas, ya sea en forma lineal o siguiendo la forma natural del espacio físico, en lo que menos pensamos en los rastros que dejamos. Al retirarnos, y salvo que las olas o que la marea suba y las borre, permanecen allí y son visibles para otras personas, no reparamos en ello. Igual sucede con lo que hacemos en Internet, con la diferencia de que estas huellas son seguidas, estudiadas, almacenadas y utilizadas por empresas o personas que tienen intereses de diversos tipos.
Pocas veces, si lo hacemos, pensamos en quién o quiénes utilizan nuestros patrones de búsquedas, nuestros gustos y preferencias, o qué hacen con la información que están recopilando. Pocas veces pensamos qué nuestras emociones manifestadas en un trino (Twitter), algo temperamental, en malos términos pueden ser utilizados a futuro de forma inconveniente para nuestra reputación.
Casi pasamos por alto, los anuncios que se ajustan perfectamente a lo que hemos buscado, o comprado últimamente, a los últimos perfiles visitado o seguidores aceptados. ¿Y qué decir de la relación o cruce que hacen las redes sociales para sugerirnos de amigos? Es usual que nos sugieran a aquellas personas que hemos agregado últimamente a nuestro directorio de la mensajería instantánea o del correo electrónico.
Olvidamos nuestra huella digital, su valor y nadie nos enseña a cuidarla, protegerla, a estar pendientes de lo que hacemos en la red. A dejar de ser impulsivos, a cesar de entrar en discusiones infértiles que deslucen nuestra imagen profesional, a subir información comprometedora o banal que al final juega en nuestra contra.
Huella digital profesional
Todo prácticamente deja rastros, los motores de búsquedas, los robots que relacionan y procesan nuestros datos no descansan, en la Nube se encuentra básicamente cada interacción que hacemos “los conectados”.
Es importante saber administrar y proteger nuestra huella digital, estar anuentes a lo que publicamos, a lo que proyectamos. Inclusive para temas profesionales, creamos una imagen de expertos a través de los temas que compartimos, artículos que leemos y sugerimos, horas en las que utilizamos las redes, a quienes seguimos y quienes nos siguen.
Tal cual lo hace un artista con sus rasgos únicos al plasmarlos en un lienzo, su huella digital lo pinta como persona en un universo que cada vez es más inmediato, sin fronteras ni límites, es momento de aprender a cuidarla.
Recursos Consultados:
Disponible en: https://www.internetsociety.org/internet/
Imágenes: Pixabay